La CGT ya no va a tolerar que le quiten tantos beneficios a los gremios y a los gremialistas. Darle tanta libertad a los trabajadores, como la de elegir si pagar la cuota gremial o no, elegir cómo negocian sus despidos, elegir su prepaga por encima de la obra social sindical, es algo que no está en el “manual de marca de la CGT”. El Know-How de la Confederación General del Trabajo se basa fundamentalmente en hacer caja con el bolsillo de los trabajadores para que con ese dinero se puedan financiar estructuras políticas partidarias, para así lograr el ingreso de miembros de su casta a las listas y a los gabinetes y, también, dicho sea de paso, asegurarles una vida a los gremialistas que nada tiene que ver con la que llevan los trabajadores que financian de su sueldo, ese club de extorsionadores.
En los manuales de procedimiento de la CGT, el cobro compulsivo de la cuota sindical y el manejo sin control de los fondos de las obras sociales forman parte de la principal fuente de financiamiento de la organización. ¿Hay excepciones en los gremios? Claro que las hay, porque en comparación con muchas de las organizaciones que forman parte de la CGT, hay gremialistas que han logrado excelentes resultados en las negociaciones salariales para sus representados, han sido exitosos en el funcionamiento de sus obras sociales y la mayoría de los trabajadores se sienten satisfechos. El gremio de los bancarios y Luz y Fuerza, posiblemente sean el mejor ejemplo de lo asegurado en el final del párrafo anterior.
Por todo esto, el paro general convocado para el 24 de enero es en defensa de los privilegios y la caja de los gremialistas, y no en defensa de los trabajadores.
Para nadie es una novedad que la CGT, ideológicamente y por su composición dirigencial, estará cerca de los gobiernos peronistas. Tampoco es una novedad que desde hace ya muchos años, la CGT solo consigue éxito en sus medidas de fuerza usando la violencia y la coerción contra aquellos que no quieren adherir. En esta misma línea, podemos afirmar que desde hace muchos años, la CGT representa a los gremialistas y no a los agremiados. La mayoría de los argentinos que trabajan en relación de dependencia, desde Jujuy hasta Ushuaia, ha afirmado en diversas encuestas a lo largo del tiempo que no se siente representado por la CGT. ¿Y entonces cuál es su poder?
En primer lugar, el poder es relativo, pero su capacidad de movilización se da por la cercanía de la Capital con el conurbano y la rápida convocatoria de miles y miles de trabajadores afines a los sindicalistas que, por prebendas pasadas o por miedo a represalias y violencia, concurren como fuerzas de choque en las movilizaciones.
Pero ahora se toparán con un protocolo antipiquete y con la imposibilidad de presionar a los trabajadores que quieran trabajar. Y ese será el mayor desafío para “los gordos” y también para el Gobierno.
Para coronar, hoy la CGT contará además con sus grandes enemigos como aliados: los piqueteros y agrupaciones de izquierda, a los cuales se les sumará todo el aparato K y los aparatos de los municipios de GBA con intendencias peronistas. Será increíble ver a los amigos de Mariano Ferreyra y la CGT juntos marchando para intentar desestabilizar al gobierno de Milei.