El caso de la criptomoneda $LIBRA sacudió la escena política argentina y puso en el centro de la discusión la relación de Javier Milei con sectores financieros y el rol de su hermana, Karina Milei. Era, en apariencia, la oportunidad perfecta para que el kirchnerismo intentara recuperar protagonismo y erosionar la imagen del Presidente. Sin embargo, lo que podría haber sido una herramienta de desgaste político contra el oficialismo terminó funcionando como un recordatorio de su propia decadencia: cada vez que Cristina Fernández de Kirchner o sus referentes criticaron el tema, las redes y la opinión pública les devolvieron en la cara su propio prontuario judicial.
Desde el principio, la estrategia kirchnerista fue clara: utilizar el escándalo de $LIBRA para insistir en la supuesta corrupción y falta de transparencia del gobierno de Milei. Cristina Kirchner, Axel Kicillof y otros dirigentes del espacio salieron a atacar con dureza, intentando instalar la idea de que el oficialismo había caído en un esquema de negocios turbios y fraudulentos.
Pero lo que en otro momento pudo haber sido una crítica efectiva, esta vez se convirtió en un boomerang. Apenas Cristina volvió a escena para hablar del tema, el debate se trasladó automáticamente a su condena en segunda instancia por corrupción en la causa Vialidad, donde fue sentenciada a seis años de prisión e inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos.
En las redes sociales y en medios opositores, el mensaje fue inmediato: “¿Cristina criticando corrupción?”. Y el golpe no fue solo para ella. Los nombres de Lázaro Báez, Julio De Vido, Ricardo Jaime, Amado Boudou y tantos otros exfuncionarios kirchneristas condenados reaparecieron en la discusión pública, recordándole a la sociedad que el espacio político que más habla de corrupción es, a la vez, el que más funcionarios tiene presos o con sentencias firmes.
Así, el kirchnerismo se encontró atrapado en su propio pasado. Cada crítica que intentaba instalar sobre Milei terminaba volviéndose en su contra. La gente no estaba dispuesta a escuchar lecciones de ética y transparencia de un sector que acumula sentencias por corrupción.
Conclusión: cuando el kirchnerismo no suma, solo recuerda su pasado
El caso $LIBRA expuso algo más que un posible escándalo financiero: dejó en evidencia que el kirchnerismo ya no tiene la capacidad de liderar el discurso opositor. Cada vez que intenta atacar a Milei, termina recordándole a la gente por qué fue derrotado en 2023.
Mientras tanto, el PRO y otros sectores opositores siguen construyendo espacios de poder sin involucrarse en los errores del actual gobierno. El juego político está en marcha, y el kirchnerismo parece condenado a perderlo.